La amabilidad de mucha gente durante el transcurso de la investigación y la posterior producción del documental, han convertido en realidad este proyecto. 

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Víctor Lobato que compartió sus recuerdos y vivencias, y nos arrastró por las calles de Tetuán con la elocuencia y misterio de sus palabras. Nos proporcionó su experta ayuda y profundos conocimientos en la ciudad y la historia de sus moradores. Víctor hizo de las entrevistas una fuente incensante de emoción y diversión, y nos indujo a ser arqueólogos de su vida y del pasado remoto de Tetuán. 

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Las transcripciones rozan el centenar de páginas. Damos las gracias a Rosa María Calderón por corregir y clasificar dichas transcripciones. Aportó valiosas ideas y después leyó atenta y pacientamente cada capítulo del proyecto escrito para impregnar un estilo literario. 

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Como en otras ocasiones, EddaBurton compartió sus conocimientos de montaje audiovisual para servir al documental y al making off. 

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En aquellas tardes de entrevista en el IES Laguna de Tollón, y en las posteriores mañanas de verano de trabajo en la biblioteca del centro, tuvimos la suerte de encontrar una especie de refugio donde engrasar los engranajes del proyecto. Gracias a la colaboración de sus miembros, nos convertimos en algo más que visitantes asiduos. Roberto Domínguez, erudito musical, nos prestó su voz en los micrófonos de la radio del centro para narrar los pilares de la historia española. 

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Y por supuesto, Javier Tinoco que nos persuadió para embarcarnos en este proyecto. Desde los inicios de la investigación, tuvimos la suerte de contar con el entusiasmo de sus clases de historia "express" (sin olvidar su faceta de guía turístico por las calles de Ronda y de Faraján), convirtiendo cada instante de la historia en un pulso con la aventura y el misterio de los siglos pasados. Nos hizo habitantes de Tetuán, conocederos de su arquitectura, de cada rincón sinuoso de la medina, del grandioso espectáculo del ensanche europeo y de las esquinas de sus edificios más emblemáticos. le damos las gracias por su constancia, su adecuada tranquilidad, su ingenio histórico y sobre todo, su entusiasmo. 

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Por eso, y mucho más, no tenemos palabras para expresarle nuestra gratitud hacia él y Víctor Lobato. Con ellos compartimos este trabajo y quien sabe si nuestro futuro. 

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